Existe un periodo sensible de aprendizaje de lenguas ajenas a la materna: a partir de los 4 años se produce un lento decremento. Es a partir de los 8-9 meses cuando se produce la comprensión de palabras, supresión de contrastes extraños al habla materna, comunicación intencional para sonidos y gestos, imitación de sonidos y acciones nuevas y cambios en categorización y memoria. No es de extrañar que la dificultad de aprendizaje de nuevas lenguas aumente de grado de dificultad a medida que maduramos. El inicio de aprendizaje de nuevas lenguas cada vez a edad más temprana no es un capricho, sino una necesidad. Los bebés, a los tres meses discriminan bien el cambio de voz de su madre cuando la entonación es adaptada para comunicar con ellos, o bien lee un texto o habla una lengua extranjera. Los niños perciben categóricamente, antes de tener experiencia, sonidos que no son lingüísticos, como es el caso de la música. De estos hitos nace nuestro interés en el aprendizaje de lenguas extranjeras en los bebés a partir de los 9 meses de edad, momento en el que iniciamos las primeras interacciones en las lenguas que enseñamos. El acto de comunicar requiere un soporte orgánico, psicológico y social. Aprender el lenguaje requiere un grupo social estable, e irá exigiendo más y más recursos de atención, percepción, memoria, asociación, abstracción y razonamiento, recursos que, por otra parte, irán cambiando según los momentos evolutivos y el tipo de tarea que el niño pretenda resolver. Dado que la sociedad y la cultura evolucionan tan rápidamente, la comunicación verbal, a distancia y en varias lenguas, se convierte en un hecho clave para el progreso social y personal. La aproximación a la adquisición del lenguaje en Ágora Internacional se basa en la disciplina de origen de la educación y logopedia, asumiendo que el lenguaje se desarrolla a través de la experiencia del niño en interacción social, siendo los temas de interés la intención comunicativa, la conversación y el juego. Los líderes de esta aproximación hacen referencia a Vygotsky, Bruner, Snow, Ninio, etc. Nuestras escuelas presentan espacios libres de elementos distractores para el niño, con el objetivo de establecer un foco de atención lo más estable posible en el desarrollo de las actividades y uso de materiales. Nuestro método se encuentra en constante cambio, siendo parte de un proceso de desarrollo perfeccionado por el trabajo conjunto de los profesionales que hoy forman parte de cada una de nuestras escuelas. Nuestro enfoque metodológico hace uso de una primacía oral de aprendizaje de las lenguas frente a la escrita, desarrollando sesiones con niños a partir de los 9 meses hasta la edad adulta trabajando con una escala de 18 niveles en las que cada alumno y su familia es atendido según sus necesidades, y el método adaptado en base a sus requerimientos. Los grupos se establecen en base al nivel del que parte cada niño, formando grupos en relación no a la edad, sino a las características personales de cada niño, con un mínimo de 5 participantes y un máximo de 8 por grupo establecido. En cada una de las etapas se desarrollan actividades que fomentan el estadio en el que se encuentra cada niño haciendo uso de la palabra en sus diversas formas en dependencia de las cualidades lingüísticas que se quieran desarrollar en el niño durante una fase en particular. Al existir un periodo crítico o permeable al aprendizaje para poder utilizar patrones de sonido propios del grupo que hay que aprender, fijar y usar, los aprendizajes iniciales no son neutros y condicionan en gran manera los posteriores, por lo que la edad temprana de inicio en nuestras escuelas surge como necesidad para un aprendizaje lo más exitoso posible. En la fase signal, el bebé, junto con una figura de apego que acude a cada sesión, aprende la lengua mediante la escucha al mismo tiempo que asocia cada forma de expresión con gestos. La memoria ecoica es uno de los registros de la memoria sensorial. Concretamente, un componente de la memoria a corto plazo encargado de retener información auditiva. Tras la fase signal, continuamos con una etapa oral, en la que los niños ya acuden de forma independiente a nuestras escuelas, cuya finalidad reside en la expresión fluida en la lengua de forma oral al finalizar la etapa. Posteriormente, se incorpora la lectura para llegar a la introducción de la escritura sin hacer aún uso de reglas gramaticales de forma explícita. Una vez finalizada la fase de pre-escritura, se incorporan durante las sesiones y como trabajo personal, actividades que fomentan la comprensión de la gramática mediante estructuras y reglas. El aprendizaje de cada una de las lenguas, se desarrolla, por tanto, según las etapas en las que cada niño aprende su propia lengua materna, a través de la interacción en nuestras sesiones y el trabajo personal en cada una de las fases que se suministra para trabajar en casa.